Montag, Dezember 25, 2006

alta o como dejo el parafraseo para volver a mí


Te queda una herida,
Me dijo el doctor,
A la izquierda,
Esta zona blanca que es negra, calcárea,
¿la ves?
Mira
Justo detrás del corazón magenta
Aquel que fue gris y débil,
Que se rompió,
Una blanca mancha, meliflua,
Será para siempre,
me mira,
Es tu marca,
Tu invisible sello,
Tu secreto,
sonríe,
El estigma de tu dolor,
De tu caída y tu baja,
A veces te recordará Berlín




O al desamor de siempre

Dienstag, Dezember 19, 2006

eh, sí... tú... poeta...


¿Por qué no me gusta la poesía pura? Por las mismas razones por las cuales no me gusta el azúcar puro... los poetas... se crean un lenguaje tan inaccesible como los otros dialectos técnicos...


W. Gombrowicz


ya,


no escribo,



cedo el espacio, pero es que me escondo tras otros porque soy cobarde y mi voz está dormida,


dormida y aletargada, tímida, además


dudo de los poetas


pero no dudo

Samstag, Dezember 16, 2006

sólo solo



-Und damals redete er also zu seinem fohlockenden Gewissen: «allein bin ich wieder und will es sein»-
“Also sprach Zarathustra”

-Entonces se dijo a sí mismo, pletórico de gozo: «otra vez estoy solo y quiero estarlo»-



“Así hablo Zaratustra”F. Nietzsche

Donnerstag, Dezember 14, 2006

Chi è questa che vèn, ch´og´om la mira,
Che fa tremar di chiaritate l´arê

Quién será esa que todos miran
Y, de tan claro, el aire hace temblar

Guido Cavalcanti (1255-1300)

Montag, Dezember 11, 2006

duerme















Duerme recuerdo
Que me das saudades
Que me robas el tiempo,
Que me dueles,
¿No ves que me haces llorar como si fuese un niño pequeño?
¿No ves que sólo eres un sueño
Que un día tuve un invierno?
Duerme recuerdo,
Descansa unos días,
Elabora memoria, selecciona,
Elige, destina la parte que quieras,
Morirá conmigo y contigo
Y nunca, nunca habrá existido.
Duerme recuerdo
Porque la ciudad se aleja

Sonntag, Dezember 03, 2006


Si un hombre atravesara el paraíso en un sueño y le dieran una flor como prueba de que había estado allí…y si al despertar encontrase esa flor en la mano…


¿entonces, qué?


coleridge

Samstag, Dezember 02, 2006

muchos años después


Muchos años después, frente al pelotón de manifestantes, tuve que recordar el día en que mi padre me llevó a ver Berlín. Llegué de nuevo a esta ciudad recta e invisible, taimada y amplia y nueva muchos años después que el comercial de corbatas para ahorcarse que era mi padre me enseñase por primera vez un tipo de lugar tan diferente al que estaba acostumbrado yo entonces.
Buscaba, esa segunda visita, mía sola, sin padre ni corbatas, ni visitas a antiguos establecimientos de suicidas grises, a las musas de mi inspiración porque quería ser un escritor bohemio e intrigante en busca de sublimeces, quería recuperar aquella materia prima de la que están hechas las quimeras y las grandes historias épicas. Buscaba en mi vida un argumento para mi mundo de papel. Todo eso y sólo eso buscaba cuando bajé del U-Bahn en Janowitzbrüke y observé ante mi las banderas comunistas y la cara del che de Korda versionada y múltiple, aburrida de posar. La muchedumbre, mancha roja murmurante, recorría una serie de amplias calles colosales, de ese estilo propio del mamotreto socialista. Una inmensidad de ciudad donde las estrechas calles de mi querido y nunca bien ponderado Raval no tenían cabida. Berlín se extendía en su amarga realidad en declive justo después de que se hubiesen abierto las primeras brechas del telón.
Quise ser melancólico y nostálgico para buscar una línea argumental y cogí tuberculosis sin saber porqué ni de donde venía, como un misterio que nadie me supo explicar apareció en mis pulmones decimonónica y absurda la enfermedad y el esputo. De pronto un día de lluvia vomité mi primer charco de sangre coagulada enfrente de la puerta de Brandemburgo en el momento en que un loco de negro cuero blasfemaba al cielo a diez metros de mí. Años después recordando aquel momento no dude en comprender que aquel hombre que maldecía a su Dios, sin duda y en mi lengua, no era otro que el Diablo nuevamente expulsado del cielo infinitamente en cada ciudad cada día en que la enfermedad andaba cerca de cualquier poeta.